domingo, 13 de noviembre de 2016

Ganar a última hora

En muchas ocasiones, después de una victoria agónica en los últimos instantes de un partido, se disparan las emociones, la euforia y la satisfacción plena penetra en nosotros como lo hace el aire al recorrer nuestro organismo después de una fuerte inspiración. Lo cierto es que muchas veces, esa situación, la de ganar cuando ya no hay tiempo ni margen de mejora, se asocia a situaciones límite, donde la heroica se supone como la única forma de alcanzar el objetivo.


Todo esto viene a colación de la última victoria de nuestro Racing en Boiro. ¡Con qué buen sabor de boca nos fuimos a disfrutar la tarde! Y es cierto. Nos fuimos contentos y con la sensación generalizada de que, tras una serie de partidos donde el nivel global del equipo había descendido, la intensidad y la superioridad trabajada en el campo se impusieron al final.

Y la verdad es que con el partido de ayer, ya son tres las ocasiones en las que el equipo marca en los momentos finales, in extremis. Sin duda, la gente que no conozca el estilo del Racing o no haya visto el desarrollo de la actual temporada, pueda asociar este hecho a la suerte. Sin embargo, y siempre desde mi punto de vista, no lo veo así. Cierto que podemos meter en una coctelera una pizca de suerte, acompañada de una parte de heroismo. Pero esta mezcla estaría incompleta. En esta ocasión, faltaría bastante de intensidad, lucha, actitud y superioridad técnica del equipo. Es decir, el Racing no consigue solventar los partidos a última hora sólo por un factor tan aleatorio como la suerte.


Esta es precisamente mi reflexión de hoy. Muchas ocasiones, vemos a un gran club como al Real Madrid ganar en los momentos finales y achacarlo al hecho de que el equipo merengue se caracteriza por el empuje final que hace en partidos apretados. Con el Racing, sucede lo mismo. Los equipos contrarios ven a nuestro equipo como al Real Madrid de la categoría, como a un club grande e histórico, por lo que encerrarse y dificultar al máximo los partidos son la nota característica de todos ellos. Es en esos momentos, donde se imponen la calidad técnica de los jugadores racinguistas y la superioridad técnica de los mismos, junto al empuje e intensidad, encerrando a los rivales en su área y creando multitud de ocasiones que, muchas veces se acaban materializando. Por todo ello, no es casualidad que se ganara ayer, al Valladolid B o al Tudelano de esta manera, o se embotellara a la Cultural Leonesa (donde faltó el gol, con permiso de los postes), o se resolvieran otros partidos como contra el Burgos o el Amorebieta en esta fase final de los encuentros. Hay más mérito de lo que nos creemos.